cuando te percibo a mi lado
y enrosco tu cabello plateado
y delineo tu boca con mis dedos.
Mis manos están llenas
de ramilletes de caricias
y poco a poco las voy desperdigando
por tu cuerpo sigilosamente...
Eres perfecto como un dios de cera,
me impresiona esa perfección:
tus muslos fuertes, tu vientre llano
y el recodo rosáceo de tus labios.
Cuando estoy a tu lado soy libre,
Me yergo majestuosa,
y yazgo echada sobre
tus turgencias y planicies.
Cuando estoy lejos
soy sólo sombras
y permanezco en un rincón
escombroso de mi corazón.
De más está decirte
que este amor se dilata
en el tiempo para poder perdurar,
Y que yo lo cultivo día y noche:
Sueño del que no quiero despertar
para ver que te transformas
en una simple figura de mármol
que desde una esquina me observa con su mirada de piedra...
Paula Cruz Roggero
Un final asombroso y estremecedor. Muy bien escrito, Paula.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa figura de piedra, observador, vigilante, para dejarnos claro que estamos aquí.
ResponderEliminarUn abrazo