araña la realidad
La noche es sólo
un harapo negro
que cubre celosa
las curvas de mi cuerpo.
Tiembla una vela verde
en medio del recinto,
su luz trastoca las cosas...
Me siento deforme en un mundo de espectros.
¿Dónde estás? Me pregunto
Yo pongo las sombras,
tú, el silencio profundo.
Hondo, hondísimo
como las ojeras de la tarde.
El espejo cuaja mi imagen
en un mutismo perfecto.
La música embellece
el rostro de la noche
coagulada de estrellas.
El dolor es una mancha densa
chorreando por los muros
y en la arteria nocturna
te siento palpitar:
una parte de mí en este universo espeso.
Paula Cruz Roggero
Que sentido y hermoso sentir amiga Paula, un encanto tu poesía, saludos
ResponderEliminarUn bonito complemento entre los dos.
ResponderEliminarUn abrazo