jueves, 16 de julio de 2020

POEMA 142




La tarde regurgita flores
y me mira absorta,
su bello rostro
emana los últimos rayos de luz.
Es un caleidoscopio, un vórtice de silencio
y llora su última lágrima por mí.
En este mundo hay tardes pero no mañanas,
y noches que no parecen tener fin.
Me hinco en el ocaso con sólo una plegaria:
que el sueño se lleve el dolor sin fin
con sus manos enguantadas
de caricias lujuriosas
acaricie mi corazón
en el poniente añil.

Paula Cruz Roggero

7 comentarios:


  1. Estaba confundido: - ¿Cómo acariciar tu corazón sin acariciar el pecho?
    Poema muy hermoso
    .
    abrazo

    ResponderEliminar
  2. Sentimientos que arden en la sangre y de algún modo han de salir en forma de poemas.
    Abrazos Paula

    ResponderEliminar
  3. Cuando en la vida se ha hecho tarde y la noche no tiene fin...

    Otro inspirador, Poema, Paula. Abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Un bello poema plagado de emociones y sentimientos que afloran en tus hermosas letras.
    Un placer llegar a tu nuevo blog y leerte, Paula.
    Abrazo inmenso con todo mi cariño.

    ResponderEliminar
  5. La luz de una tarde nos cede su extraña luz, la extraña tranquilidad que nos encamina a la profundidad de la noche, de cualquier noche
    Un encanto

    Besos

    ResponderEliminar
  6. Increíbles metáforas, cuando la soledad o la tristeza aprietan una sonrisa puede ayudar. Saludos y se feliz Paula

    ResponderEliminar