y me mira absorta,
su bello rostro
emana los últimos rayos de luz.
Es un caleidoscopio, un vórtice de silencio
y llora su última lágrima por mí.
En este mundo hay tardes pero no mañanas,
y noches que no parecen tener fin.
Me hinco en el ocaso con sólo una plegaria:
que el sueño se lleve el dolor sin fin
con sus manos enguantadas
de caricias lujuriosas
acaricie mi corazón
en el poniente añil.
Paula Cruz Roggero
en el poniente añil.
Paula Cruz Roggero
ResponderEliminarEstaba confundido: - ¿Cómo acariciar tu corazón sin acariciar el pecho?
Poema muy hermoso
.
abrazo
Sentimientos que arden en la sangre y de algún modo han de salir en forma de poemas.
ResponderEliminarAbrazos Paula
Cuando en la vida se ha hecho tarde y la noche no tiene fin...
ResponderEliminarOtro inspirador, Poema, Paula. Abrazo.
Un bello poema plagado de emociones y sentimientos que afloran en tus hermosas letras.
ResponderEliminarUn placer llegar a tu nuevo blog y leerte, Paula.
Abrazo inmenso con todo mi cariño.
hola! ya estoy aqyu!
ResponderEliminarLa luz de una tarde nos cede su extraña luz, la extraña tranquilidad que nos encamina a la profundidad de la noche, de cualquier noche
ResponderEliminarUn encanto
Besos
Increíbles metáforas, cuando la soledad o la tristeza aprietan una sonrisa puede ayudar. Saludos y se feliz Paula
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