domingo, 12 de julio de 2020

POEMA 128


La albada, niña de pies descalzos, tiembla frente a mis ojos.
El frío carcome sus entrañas
y empapa con el rocío el gran ventanal.
Me siento a recordarte, 
a recordar aquellas mañanas de pupila azul
en las que el tiempo no era más
que un simple acontecimiento,
un vórtice en el que desde el borde nos sentábamos
lúdicos a mirarlo pasar.
Y en ese recuerdo están tus manos
tatuadas de caricias
Y engastadas de misterios.
Oliamos a pasto, a arenas y a mar.
Un mar que hoy está vacío
sin mi Nemrod.
y con la cabeza gacha observo
por la ventana la escalada del sol,
el esfumarse del rocío mañanero,
así como se esfuma tu rostro en mi memoria.
El día resquebraja la noche en cientos de trocitos:
trozos de sueños, trozos de caricias, trozos de piel.
Mientras la niña descalza corre por el jardín
solamente vestida de un rayo de sol.

Paula Cruz Roggero





2 comentarios:

  1. Fascinante de ler, poeticamente falando. A madrugada como mote. Gostei muito.
    .
    Tenha um domingo feliz

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  2. Me quedo en ese rayo de sol al final que viene a mitigar todo el trazo doloroso de ese camino
    que es necesario recorrer pero que nunca debemos dejar que nos arrincone
    buscar esa luz que nos hace sentir bien al final del día.

    Besos.

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