sábado, 8 de agosto de 2020

POEMA 189


Son las ocho de la mañana
y el silencio es total.
Salinas no ha despertado aún.
Es sábado y los transeúntes
no corren de prisa a trabajar.
Yo, como siempre en el ventanal.
Una ventana que comunica o incomunica con el exterior,
según sea.
Se oyen lejanamente, quebrando el silencio
de vez en cuando
a los picudos y sus silbidos.
Me molesta que este mutismo
sea roto por deformes criaturas.
Tal vez esté loca pero no me gusta
escuchar trinos, ni cantares
que ajen el silencio.
Yo me desplazo por la habitación
y siempre vuelvo al ventanal, 
Estas paredes encierran
todo mi ser y también mi no ser.
Hay cuerpos lustrosos y lúbricos,
otros con la toga de la santidad,
cientos de cabezas amantes
y las manos florecidas en caricias.
Este es un espacio espeso,
que reluce tras la ventana,
Un espacio doloroso 
si te integras a sus paredes
Son las ocho de la mañana
y no hay levedad.

Paula Cruz Roggero

6 comentarios:

  1. El silencio tiene su propio sonido y es cierto que a veces cualquier intruso estropea ese momento mágico. Un abrazo y muy feliz sábado.

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  2. Madrugar tiene esos ratos, sobre todo los festivos, cuando a pesar del silencio, uno sabe que no será leve el día.

    Un abrazo

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  3. Paula,
    Precioso poema! Tuas palavras tocam na alma profundamente!

    Beijos!

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  4. Hay días que el silencio se escucha mucho más profundo.

    Bellos versos.

    Besos enormes.

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  5. Precioso poema Paula!
    Un abrazo y gracias por tu visita.

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  6. Siempre hermoso tu sentir amiga Paula , gracias por los comentarios que me dejas en mi blog, abrazos

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