observo tu nariz de un Nemrod, de un Hamurabi...
y ese perfil perfecto llena
de palomas el aire.
Duermes como ese rey lejano,
vestido de una piel lustrosa
y estás lubricado por las estrellas de la noche.
Mis manos engarzan la caricia,
mi cuerpo es un manto tibio,
toda yo rebozo de piel audaz. Ámote en todas tus esquinas,
en cada poro del silencio
mientras duermes me desvelo.
Soy dulzor cuando te contemplo
y amargo es mi sabor cuando no estás.
En las pupilas fijo tu reflejo,
son como espejos de tu identidad,
como sellos en una filigrana...
Son eso y mucho más.
Es invierno y me convierto en abrigo,
me expando por tu cuerpo,
como una hiedra inmarcesible en un muro.
Tú, suspiras entre un sueño y otro,
y con la cabeza sobre el valle de tu pecho,
escucho latir tu corazón
con la esperanza de que entre sístole y díastole,
murmure mi nombre.
Paula Cruz Roggero
Precioso acercamiento amoroso, lleno de entrega y esperanza. Me encantan las imágenes que usas, especialmente esta: "Y estas lubricado por las estrellas de la noche".... Bravo! Genial!
ResponderEliminarUn abrazo lindo poeta!
Paty
La entrega del amor, bajo ese manto de estrellas , quién da más.
ResponderEliminarUn besazo Paula.
Angelical poema que descarga sutilezas de amor. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarPreciosa entrega reflejada en tus versos Paula. Besos
ResponderEliminarRomántica manera de amar, de ser y sentir.
ResponderEliminarUn bello poema Paula, un placer disfrutar de tu poesía
Un acercamiento matutino, cargado de legañas todavía, con la pasión de quien sabe lo que espera.
ResponderEliminarUn abrazo, Paula
Lindo este poema. Saludos Paula.
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